miércoles, 10 de diciembre de 2008
La luz del Flash daña los ojos. Especialmente la del flashback.
(Agradecimientos a la Wiki por completar la info que me faltaba)
Hace aproximadamente un mes trabajaba aún en la librería de budistas. Hace aproximadamente un mes me obligaron a asistir a la presentación de unos libros. De una trilogía.
El autor era un señor francamente regordete de apellido Schneider. El buenazo de Schneider era medio panzón y se le veía complacido consigo mismo. Increíblemente, no recuerdo el nombre de los libros. Lo que sí recuerdo, sin embargo, es que los edita la ignominiosa editorial Pax y que versan sobre el fantástico arte de curarte tu solo. ¿Cómo? pues eso es algo que sólo leyendo los libros, teniendo mucha fe, y siendo francamente temerario se puede saber. Huelga decir que yo no lo sé. Y es que no puedo quitarme la idea de que las palabras "new" y "age" podrían aplicarse bien al arte de la autosanación, aunque mejor me abstengo de decirlas.
La presentación fue encantadora.
Imaginen una pequeña sala de eventos en el segundo piso de una novísima librería/centro cultural en la colonia Roma. Imaginen esa sala llena de adultos con aspecto más bien fino, todos muy elegantes (en su mayoría mujeres) y todos con rostro serio. Imaginen al regordete Schneider ante ellos, hinchado de orgullo, y hablando.
"Lo primero que deben saber es que no hay nada más terrible para su espalda que estar sentados. Lo segundo es no hay nada más terrible para sus pies que caminar sobre concreto. Y si los pies no están bien, el resto de su cuerpo no lo está."
Hasta aquí vamos bien.
"Además", prosiguió, "¿sabían que la llamada 'ciencia' médica basa todos sus conocimientos de oftalmología en unas investigaciones realizadas en Austria en el siglo 19?, ¿Sabían que esas afirmaciones nunca han vuelto a ser cuestionadas?: ¡no hay científico o médico que haya investigado más allá de eso!"
Aquí ya no vamos tan bien. Concedido, los médicos son -por regla general- unos bastardos que sólo quieren dinero. Pero es precisamente por eso que me cuesta trabajo creer que no hayan investigado.
Sin embargo, me desvío del tema; regresemos a nuestro gurú de la sanación personal.
"En un taller que hice en Chicago, mediante unos sencillos ejercicios -que pueden aprender en éste libro- logramos mejorar en un 97.83% la vista de los asistentes del taller. A algunos les curamos la miopía o la hipermetropía. Permítanme explicarles cómo con estos fáciles ejemplos".
Y entonces ocurrió.
La sala, llena de adultos de aspecto serio, se lanzó a divertirse como si hubieran bebido tres caguamas cada uno. Se quitaron los zapatos, intentaron hacer equilibrio sobre una bola de tenis, se agarraron los pies y los pegaron a sus traseros, apagaron la luz, cerraron los ojos, cantaron un poco (una sola frase: "la página es blanca, la tinta es negra"), prendieron la luz, se asombraron, aplaudieron y, al final, compraron algunos de los libros.
Los ejercicios sin zapatos eran para evitar los dolores de espalda y los musculares. Los de la luz, eran para curar la ceguera. El mantra tenía una función similar. Participé activamente durante todo el tiempo.
...
No sé, quizás me faltó fe. Aún necesito mis anteojos.
Quizás fue sólo la falta de rigor. De todas formas, me parece que este sistema de curarte la ceguera con fuerza de voluntad no es nuevo. Me parece que un escritor famosillo de apellido Huxley publicó un libro al respecto también. Si no me equivoco, Huxley se basó en el método de un tal Horatio Bates para curar su vista: luego, intentando demostrar su eficacia, quiso leer, sin anteojos, una carta ante un público. A la mitad del asunto sacó una lupa.
Supongo que quedé decepcionado. Realmente no soy difícil de convencer en cosas así; le creo hasta a Crowley. No sé cómo le hizo el señor Schneider para no persuadirme.
Por cierto.
Debería aclarar una cosa: la mejora en la vista de los asistentes del taller de Chicago, tristemente, no puede ser demostrada: ningún oftalmólogo o científico quiso investigar el milagro.
P.d. Para un ejemplo de salud natural más divertido, miren esto. Cortesía de un amigo.
viernes, 5 de diciembre de 2008
Factotum.
El lunes empecé en mi nuevo trabajo. Es el quinto en lo que va del año.
Creo poder afirmar, sin temor a equivocarme, que soy la peor opción para cualquier empresa. Soy incapaz de durar.
Lo peor es que se los advierto cuando me contratan: siempre les digo, "sólo tengan en cuenta que soy un mercenario vil. Si encuentro una mejor oferta, me marcho". Y aún así me dan el trabajo.
Así que, realmente no es culpa mía.
El caso es que ayer fui a comer con unos compañeros del trabajo a un lugar llamado "El rey del Pavo". Tras nuestra cara y escasa (aunque sabrosa) comida, procedimos a buscar la estación del metro más cercana. Dicha estación era bellas artes, por lo que optamos por dar un paseo en los alrededores del centro histórico, al más puro estilo turista. Al cabo de unos minutos, un sujeto con pinta de ñoño tradicional (pants y ropa deportiva a las 6 p.m., audífonos harto vistozos que no parecían estar conectados a nada y una mochilita de niña al hombro) se acercó a nosotros y se presentó: "Soy poeta", nos dijo, "soy poeta y... sé lo que estan pensando. Es extraño encontrar a alguien que se presente de esta manera, pero yo lo hago. Recorro esta zona compartiendo mi poesía con la gente... no, no digan nada aún. Primero léanla, yo estaré por aquí, y luego me dicen qué opinan".
Dicho eso, nos entregó unos papeles y se fue.
Lo que estaba ahí escrito era cualquier cosa excepto poesía. Y no lo digo porque el texto fuera de baja calidad (que lo era), sino porque en realidad era la mejor colección de "mensajes personales" de messenger que he visto; pero mezclada con algunos piropos que la clase media asocia -usualmente de manera injusta- a los albañiles y con otras frases de origen dudoso. El resultado incluía cosas como "Con un bombón como tú, no me importa ser diabético", "Te amo cariñito, eres lo mejor que me ha pasado" y por supuesto, las palabras "puchunguita", "pexoxa" y "mamacita". Todo esto mezclado sin orden ni concierto. No había intento alguno de atar las ideas, simplemente estaban ahí, plasmadas en el non sequitur más puro que he visto. Ah, y por si alguien se lo preguntaba, tampoco ordenó las frases y las palabras en nada que se asemejara al verso; parecía un texto escrito en el bloc de notas de windows al que ni siquiera le ajustaron el formato.
Aún contemplábamos esas atrocidades cuando, de la nada, dos individuos con inmensas sonrisas se nos acercaron. Uno de ellos tenía vendas en el rostro, el otro simplemente era muy feo. Los dos se acercaron con las manos extendidas, parecían tener la intención de que se las estrecháramos, cosa que no hicimos. El feo nos saludó con excesiva cordialidad, nosotros respondimos con uno de esos gestos que siempre empeoran las cosas: observamos fijamente las manos que pretendían ofrecernos amistad, luego los rostros que reflejaban evidente burla, luego las manos otra vez, y por último dije "Mmm... qué pedo".
Actuaron como ofendidos; el feo (que era el que se encargaba de la parte verbal de la transacción) aún exclamó algo como "Eah, tampoco, tampoco... no nos llevamos así". Luego explicó que sólo querían algo de dinero. Para comer, se entiende.
Ya empezaba a resignarme cuando la atención del alegre par se dirigió a los papeles que "el poeta" nos había entregado. "¿Qué es eso?", preguntó el feo. "Unos poemas", le contesté, "son del tipo que está ahí".
En ese instante todo se tornó vertiginoso. El poeta se acercó a la escena, parecía decidido a unirse a la acción pero, en el último minuto, cambió de rumbo. Los muchachos alegres y el poeta intercambiaron unas miradas que a nosotros nos parecieron significativas. Los jóvenes felices dieron por terminado nuestro encuentro con pocas e ininteligibles explicaciones. Cuando nos dimos cuenta ya no estaban por ningún lado. Antes de que pudieramos hacer conjeturas, dos chicas de aspecto feroz, montadas a caballo, y con uniforme policiaco cruzaron por donde estábamos. No nos quedamos a averiguar qué había ocurrido.
Al llegar a casa hice el recuento de los eventos de la tarde y llegué a la siguiente conclusión: quizás no debí juzgar tan duramente al poeta. Su estilo de poesía, después de todo, es el primero en décadas que genuinamente propone algo nuevo. Lo sepa o no.
Por cierto, me han facilitado el website de la campaña dedicada reinventar la imagen de Jesús (de la que hablé cuando narré mi odisea en Guadalajara). Helo aquí. Se le agradece a Nell por el dato.
Un consejo, si alguien tiene el valor de entrar al sitio de Jesús está chido... no dejen de ver lo que Jesús aparentemente dice de la homosexualidad.
Me provocó dudas.
domingo, 9 de noviembre de 2008
Esotericón.
Otra historia verdadera. Estoy tranquilo, intentando leer un libro, cuando se me acerca una chica. Tras cinco minutos (tomé el tiempo) de conversación me asegura que soy acuario. Explicarle que no, que soy libra, funciona poco. Se encoge de hombros y se limita a afirmar; "pareces más acuario que libra".
Horas después estoy caminando por coyoacán y un tipo con mala cara me grita que desea leerme las cartas. Le respondo con amabilidad que no, que estoy bien, que otro día. El sujeto contesta al instante "No hay otro día, es ahora". Sorprendido e indignado por su directa y hostil técnica de venta le espeto un rotundo "NO" y pongo pies en polvorosa.
Entonces me veo obligado a afrontar la triste realidad; el mundillo del new-age y anexos se la tomó contra mi. Su approach hasta entonces había sido más bien sutil pero las cosas habían cambiado. El cambio me intrigó.
Aún reflexionaba sobre esto cuando mis compañeras de trabajo (ahora ex-compañeras) decidieron llevar un tarot para entretenerse. Intenté mantenerme al margen. Sobra decir que lo intenté en vano. La sesión comenzó con algo que no pude ignorar: una de las compañeras le dijo a la otra (tras echar un rápido vistazo a las cartas) que veía un hombre en su vida. Un hombre... sí... de tez blanca.
Y es aquí donde decidí intervenir.
"¿De dónde sacaste lo del color de la piel del tipo?"
"Se ve en la carta. Mira; el tipo que está en el caballo es blanco"
"Pero todos los personajes de tu tarot son blancos"
"Ah, es cierto"
Di por zanjado el asunto y regresé a lo mío (estaba escribiendo el final de la saga tapatía). No pasó mucho tiempo antes de que volviera a escuchar a la misma chica decir "Veo una mujer. Es blanca."
En ese preciso momento todo se vino abajo. Viendo que mi razonable aclaración le había importado un comino fui ante ella y le exigí que leyera mi vida. Barajeó las cartas y se dispuso a leer. Me asombró su temple y su inmensa capacidad de ignorar mis torpes y burdos sarcasmos. Al final no obtuve nada concluyente: ante la pregunta "¿tengo algún hijo?" respondió "es posible", ante la pregunta "¿seré rico?" me dijo "sí" y cuando le pregunté si el tarot lograría persuadirme con sus respuestas para que creyera en él, se encogió de hombros y dijo "es posible".
Ése día me fui a casa completamente derrotado.
Pero lo mejor estaba por llegar.
A los pocos días de estos sucesos cambié de trabajo.
Ahora he vuelto al vertiginoso mundo de las librerías. Y de qué manera: la librería en la que trabajo ahora se especializa en religiones, espiritualidad, misticismo y material esotérico.
Fui un tonto al no reconocer las señales.
Me sudan las manos, me han salido ojeras y no puedo borrar de mi mente la idea de que si acaso tengo un hijo, tiene piel blanca.
miércoles, 29 de octubre de 2008
Guarda el cambio, inmundo animal.
(Estoy posteando de manera furtiva desde mi trabajo. Disculpen los errores propios de las prisas y de la paranoia)
Y así, nos encontramos de pronto en pleno centro de Guadalajara. Pusimos ojo avisor y buscamos algún sitio adecuado para comer. Pero, ay, ¡magra fortuna!, ni adecuado ni todo lo contrario. Sitios para comer simplemente no habían. El chasco inicial no nos hizo mella; comenzamos a caminar sin rumbo en pos de las famosas tortas ahogadas y de la esquiva birria. Tras (aproximadamente) una hora de caminata nos detuvimos a reflexionar. Un recuento de lo que habíamos visto nos obligo a aceptar nuestra realidad: desde nuestra llegada habíamos encontrado tan sólo cuatro establecimientos de comida. A saber: un Burger King, un McDonalds, un Subway y un restaurante de pizzas caseras. De tortas ahogadas no había rastro alguno, y de la birria ni se diga. Así pues, muy renuéntemente entramos al burger king. Tras engullir nuestra costosa y poco nutritiva hamburguesa descansamos un rato en el parque; nuestra posición era privilegiada y pudimos sacar las primeras conclusiones sobre Guadalajara: En Guadalajara la mayor parte de la gente es delgada. Esto se debe, sin duda, a las pocas ofertas que sus calles ofrecen a los hambrientos. Ni un puesto de tacos o de tortas decora las esquinas, las cocinas económicas brillan por su ausencia y las fondas son del todo desconocidas. Esto a su vez provoca que las féminas tengan un porte esbelto (de ahí su fama en el resto del país).
Justo en eso pensábamos cuando el calor al fin hizo su efecto sobre nosotros; era imperativo obtener una cerveza. Entonces nos golpeó una súbita epifanía, una revelación: no habíamos visto tampoco bar alguno.
Una vez más, y con los ánimos bastante decaídos, emprendimos la marcha.
Muchos prodigios surgieron a nuestro paso: miles de pósters del primer festival de Reggeatón Cristiano con la presentación especial de "Memo y Ungido" ($80 en preventa); una librería donde uno podía adquirir artículos tan exóticos como el maratón bíblico (en cuatro dificultades: infantil, básico, premium y X-tremo) y las Biblias para jóvenes (La Biblia de Mezclilla y la biblia G3 para el nuevo milenio); vimos también carteles de la revista "H para Hombres Extremo" censurados (aunque nada había en ellos que fuera censurable); seguimos por varias calles a una mujer que llevaba por capa la bandera de Alemania (pensamos que quizás pertenecería al club de fans del grupo al que fuimos a ver: nos equivocamos); asistimos a una misa en la catedral, pero pronto huímos perturbados; en general, vimos muchas cosas pero ni un solo bar.
En pleno ataque de desesperación nos subimos a otro autobús. La idea era huír del centro y volver a comenzar la búsqueda desde otro punto.
La providencia nos condujo a la plaza del Sol.
Allí, la fortuna fue más amable con nosotros. Un letrero con la palabra "Caguamas" nos indicó que, tras tres horas, habíamos hallado justamente lo que buscábamos.
El menú consistía casi exclusivamente de extrañas bebidas que llevaban el nombre de "Chelitros".
...
Dos horas después, estábamos en Zapopan. Y nuestra felicidad era tal, que más adecuado sería llamarla euforia.
El concierto duró más de dos horas. El ambiente era positivo en demasía. Y es que, habiendo asistido a ése mismo concierto (pero en el Df), creo poder contrastar el ambiente metalero tapatío con el defeño. Los chicos de Guadalajara son decentes. Se empujan un poco, se entusiasman mucho, pero todos buscan pasarlo bomba sin estorbar a los otros. Ahora bien, aunque esto es verdad, hay excepciones. Y es que en guadalajara existe algo extraño; el metalero de pelo corto y camiseta fajada.
Éste peculiar especimen existe en todos lados, pero en Guadalajara lo vi con una potencia inusitada. Va al concierto con playera de Metallica (lo cual está fuera de lugar en un concierto de Power Metal), lleva el ceño fruncido, los labios apretados, parpadea poco, para desvíar la mirada gira el cuello entero; es, en resumen, encantador.
Incluso, cerca del final, uno de los pelicortos (lo malo no es llevar el pelo corto, lo malo es llevar corte militar cuando no se es de la milicia) se sintió agredido por mi terquedad. Lo que ocurrió fue que él insistía en que yo me hiciera a un lado para avanzar y yo, al ver que el concierto había terminado, intentaba retroceder. Ninguno cedía, él porque eso hubiera puesto en entredicho su virilidad y yo -al no tener virilidad alguna que defender- pretendí explicarle que el concierto había terminado y lo único razonable era la retirada generalizada. Me torció el brazo e insistió en que no volviera a tocarlo; y aquí la idiotez me ayudó a parecer valiente y hasta insolente. Le dije algo como "mientras agarres mi brazo, tengo, por fuerza, que seguir tocándote". Sonó a fanfarronada y mi abogado intervino. El tipo optó por la retirada más digna posible ("si me vuelves a tocar te parto la madre"), yo al fin capté lo que había pasado (todo ese tiempo creí sostener una conversación donde las dos partes pretendían aclarar un malentendido) y mi abogado le dió una pequeña patada en el culo, misma que el tipo no se tomó la molestia de devolver.
Estando así las cosas emprendimos el camino al hotel.
Un seven eleven nos proporcionó nuestra frugal cena: mi abogado obtuvo al fin su deseada birria, pero al ser de lonchibón no pudo terminar de comérsela (era hedionda).
Al día siguiente, intentamos llegar al aereopuerto en autobús. Lo conseguimos, pero la próxima vez pagaré un taxi: los autobuses no tienen una ruta fija ni una dirección específica. Subirse a uno es una aventura demasiado extrema. El primero al que nos subimos nos bajó en la carretera; ya en la carretera todos los camiones parecían esquivarnos. El autobús que buscábamos parecía no existir.
Por supuesto, al final lo encontramos. Lo divisamos a lo lejos, corrimos tras él, estuvimos a punto de perderlo y en el último instante nos notó y se detuvo. sudorosos, agotados, crudos y llenos de ése miedo que sólo la carretera sabe provocar emprendimos el camino al aereopuerto. El trecho final lo caminamos.
...
Ya dentro del avión, mi abogado y yo juramos regresar a Guadalajara; la tierra que nos recordó el significado del miedo.
miércoles, 22 de octubre de 2008
Jesús es la onda.
Seis y media de la mañana.
Sábado.
En vez de estar yendo a dormir -como dicta la moral- estaba despertando. El sueño había sido reparador y largo. El día que tenía ante mi habría de ser desgastante.
Llegamos al aereopuerto (mi abogado y yo) cinco minutos antes del vuelo. Nada había que temer; no teníamos ni siquiera equipaje de mano.
¿Nuestro destino?
Guadalajara.
Antes de continuar, aclararé algunas cosas. Guadalajara, estoy seguro, es un lugar muy lindo; tiene gente muy razonable y maravillas invaluables. Si yo no encontré nada de eso, sin duda el error fue mío. Y es que yo no buscaba ni invaluables prodigios ni personas prudentes. Yo buscaba Heavy Metal alemán. Y. aunque lo encontré, Guadalajara me asustó. Y me asustó mucho.
Sea como sea, el avión fue puntual. Llegamos a Guadalajara temprano y con bastantes bríos. No teníamos prisa (faltaban bastantes horas para el concierto) así que buscamos un autobús que del aeropuerto nos llevase al centro. Lo encontramos. Tras pagar la excesiva tarifa nos acomodamos en el camión a esperar. Y vaya que esperamos. El buenazo del chofer no se decidía a prender el coche (tal vez no sabía cómo). Mientras tanto, una música, que para mi era nueva, aderezaba el ambiente. No sé a qué ritmos fuimos sometidos; nunca los había escuchado. Era como la duranguense, pero más lenta. Era como la música de banda, pero aún peor. Escucharla por diez segundos te hacía reír; escucharla por 20 podía provocar daño psicológico irreparable.
En esas circunstancias mi abogado y yo debíamos sostener una conversación constante; de manera tal que no hubieran hiatos mayores a los veinte segundos ya mencionados. Esto se volvió demencial después de un rato... pero entonces, el mismísimo Dios (o algo así) intervino. Y es que Guadalajara ya no estaba lejos. Un espectacular con la leyenda "Jesús es la onda" decoraba el majestuoso firmamento tapatío. Detrás de ése, otro que decía "Jesús quiere vivir en ti" (el único que no vi es el que acompaña a éste texto). Antes de bajar del camión alcanzamos a ver un último espectácular que representaba a la virgen de Guadalupe y decía "La virgen no quiere que abortes".
Después de eso, un monumento que representaba tres gigantescas botellas de tequila cerraba el cuadro.
Bueno, me he prolongado.
El viernes continuaré.
Aún faltan muchas otras maravillas por describir; nada he dicho aún de "Memo y Ungido", exitosos reggeatoneros cristianos. Aún no hablo de las vertiginosas circunstancias que precedieron a mi encuentro con la exótica "Biblia de mezclilla" y con el "Maratón Bíblico X-tremo". Y aún no hablo del Heavy Metal alemán y de los metaleros de pelo corto.
Y es que, la verdad, en Guadalajara me sentí como en casa.
miércoles, 15 de octubre de 2008
Una conclusión (Delirium Cordia 2)
Muy bien.
Después de ingerir la exótica ambrosía de Mr. H y "el piloto" puse pies en polvorosa.
Un uso mesurado de los transportes públicos (a saber: Autobús, metro y autobús otra vez) me llevó hasta mi casa. La casa estaba vacía. Sin titubear ataqué la cocina con todo éxito y me dormí.
Al poco tiempo desperté y vi una película terriblemente estrambótica:
Todo ocurría en un hotel de dos estrellas que, a pesar de su baja categoría, era inmenso. Su inmensidad importaba poco pues los personajes principales (héroe y chica indefensa) jamás abandonan su habitación en el hotel. Y si no la abandonan es porque un maléfico mafioso los acecha con la explícita intención de matarlos.
¿Por qué matar a esa ridícula e insulsa pareja?
De la lentitud en obtener una respuesta a esa pregunta - y del inminente encuentro entre el mafioso y aquellos a quienes les desea la muerte- nace el suspenso que tan intrigado me tenía.
Escena tras escena la película nos va soltando información sobre las posibles razones del mafioso para buscar con tanto afán la muerte de ése par de pelagatos; mientras el par de pelagatos en cuestión abandona la idea de buscar una salvación (por demás imposible) y se va sumiendo en una resignación que raya en apatía. Al final hay twists inesperados; la chica le ha mentido toda la película al héroe, el mafioso no busca lo que parece buscar y el héroe es aún más imbécil de lo que se sospechaba.
***
Al terminar la película se la expliqué a mi abogado y a mi hermano, o por lo menos lo intenté. Cada vez que comenzaba a contarla recordaba escenas que no había notado mientras la veía. Elementos nuevos e insólitos se iban agregando a la trama. Al final, la película que les conté era épica. Había sobrepasado sus modestos límites de película de golden choice.
Luego metí mi ropa a la lavadora, la colgué y dormí de nuevo.
...
¡Pero no!
Entonces ocurrió.
Todo el día se vino abajo y un súbito ataque de pánico se apoderó de mi.
Me explico:
Simplemente fue una cuestión de seguir recordando esa maldita softcore. Eventualmente me di cuenta de que no la pude haber visto. De que no se la pude haber contado a mi hermano (por la simple y sencilla razón de que mi hermano estaba muy, muy lejos). De que había estado en mi cama todo el día.
Algo tranquilizado por esa idea, bajé a comer algo. Con horror descubrí algunas evidencias de que no había pasado el domingo en cama: el refrigerador conservaba las marcas de mi presencia y mi ropa estaba lavada y tendida en el patio.
Nunca sabré qué ocurrió en realidad, pero lo que sí sé es que no estuve en cama ( y más me hubiera valido).
En vez de ver una película me entregué a productivos actos como arrojar al piso las sábanas de mi abogado (estaban encima de la lavadora que utilicé... y me estorbaban), citar a alguien que me gusta y luego no acudir a la cita, llenar mi cuarto de post-its con mensajes crípticos, extraviar mis anteojos, mi tarjeta de débito, mi llave de la casa (y una camiseta) y llenarme de extraños moretones.
He intentado reconstruir los eventos del domingo y sólo recuerdo una mala película del Golden Choice (y eso que no tengo cable).
He intentado pedir perdón a aquellos a quienes agravié, pero -sorprendentemente- no creen mis torpes excusas. Mis lentes aún no aparecen, ni mi playera, ni mi llave ni mi tarjeta.
Pasé la noche en vela pensando en lo que me ocurrió: viví dos días distintos y sólo soy capaz de recordar (y mal) el falso.
Sé que como yo hay muchos. Muchos que salen por un poco de paz mental y se topan con estadios llenos de gente yendo al futbol y con extraños pilotos y sacerdotes aztecas que mean de manera compulsiva en el asfalto. Y muchos no viven para contar el cuento.
Qué suerte la mía.
miércoles, 8 de octubre de 2008
Un (cruel) intermedio.
En lo que finalizo la saga del Delirio, pongamos un interludio.
Esto es un pequeñísimo poema que se me ocurrió mientras regresaba a mi casa hoy (vivo cerca de Tlalpan) y va dedicado a una exnovia.
Tal vez no sea un poema de verdad, pero me vale.
A mi me divierte.
Hoy te vi y no habías cambiado;
pero sólo de la cintura para abajo.
y eras tú, de eso no hay duda.
(o por lo menos esas eran tus extremidades inferiores y tus ropas)
Pero no.
Lo de la cintura para arriba decía llamarse Armando.
Me la pellizca Octavio Paz.
Esto es un pequeñísimo poema que se me ocurrió mientras regresaba a mi casa hoy (vivo cerca de Tlalpan) y va dedicado a una exnovia.
Tal vez no sea un poema de verdad, pero me vale.
A mi me divierte.
Hoy te vi y no habías cambiado;
pero sólo de la cintura para abajo.
y eras tú, de eso no hay duda.
(o por lo menos esas eran tus extremidades inferiores y tus ropas)
Pero no.
Lo de la cintura para arriba decía llamarse Armando.
Me la pellizca Octavio Paz.
lunes, 6 de octubre de 2008
Delirium Cordia Parte 1
Ayer viví el día más memorable de mi vida. El más extraordinario, se entiende.
Y no es que el día haya sido extraordinario de principio a fin (que es como suele imaginar la gente que un día adecuadamente notable debe ser para alcanzar el épico estatus de "extraordinario"). Simplemente me ocurrió una pequeña cosa suficientemente insólita. Veamos si logro darme a entender.
Todo pintaba normal al principio; el día anterior había sido alegre en exceso; coincidió el hecatómbico festejo del cumpleaños de mi abogado con el aniversario de mi llegada a la ciudad. Era imperativo celebrar. Y se celebró.
A la mañana siguiente me encontraba en CU esperando a un viejo conocido. Llamémoslo Mr. H para evitar conflictos. Mr. H es un sujeto con aspecto de sacerdote azteca y con cabello digno de Verónica Castro. En su cuerpo abundan tatuajes que -por más él desee lo contrario- siempre parecen incompletos.
Mr. H llegó acompañado de un amigo suyo. Un piloto. El amigo jamás aprendió mi nombre y optó por referirse a mi como "el nene" (público yucateco; pronuncien "nene", no "nené"). El amigo iba motorizado; en su vehículo sólo había dos clases de música: estrepitosa duranguense o el universalmente aceptado Depeche Mode. La duranguense en cuestión oscilaba entre dos categorías; la simplemente espantosa y la rotundamente atroz. El coche arrancó y al instante estuvimos a punto de chocar de forma letal con un poste, un taxi y un camión (en ése orden). Entonces noté lo que debía sospechar ya: el buenazo del piloto estaba completamente ebrio.
Tan pronto arrancamos, el peculiar par fue a por cervezas (las cuáles no me incomodaron). Pero tenían algo más obscuro entre manos y empecé a temer por mi bienestar: por dos horas manejaron haciendo paradas en lugares diversos. En cada lugar recogían un paquete o dos. Cada paquete consistía de una botella de agua bonafont en cuyo pegajoso interior no había agua propiamente dicha.
Resultaba evidente: algún impío brebaje pretendían preparar.
Los interrogué al respecto; obtuve múltiples evasivas y ninguna respuesta concreta.
Ni manera, yo solo me había metido en el predicamento. Justo era que jugara el papel hasta su última consecuencia. Y es que debí darme cuenta de lo que podía ocurrir. Estamos hablando de un viaje en el cuál mis guías se deleitaban con esa obscena música mientras gritaban improperios más obscenos aún a toda chica y todo coche que pudieran. Y claro, contaban historias. Oh, qué historias. Exageraciones más grandes no oía desde la última vez que fui a misa. Se habían vuelto vecinos por accidente, y cada uno vivía con una chica de la cuál no buscaban cómo librarse. Las chicas, por supuesto, eran las verdaderas víctimas/protagonistas de las historias. Ellos figuraban como villanos/antagonistas; nada más genial.
Eventualmente juntaron todas las piezas y, como cuando Simon Belmont juntó las partes perdidas del cuerpo de Drácula, invocaron con ellas un mal innombrable.
Luego ese mal se cernió sobre mi.
Estando, como dice un entrañable amigo, "más puesto que un calcetín" emprendí el tortuoso regreso a mi hogar.
Ésta vez sí sé cómo llegué a casa; y eso es algo que debió haber bastado para hacerme sospechar que las cosas no eran lo que debían ser.
Y es que, el evento extraordinario en cuestión, ocurrió apenas llegué a mi casa.
Pero eso es algo que contaré en la segunda parte de esto.
(no soy fan de los posts largos, aunque los frecuente)
Siempre quise terminar en cliffhanger.
Hoy es mi día.
sábado, 4 de octubre de 2008
Much ado about nothing
Me dice una de mis compañeras de trabajo que el diablo se metió a su guitarra electroacústica.
Esto, debo admitirlo, es nuevo para mi. He escuchado de casos en los que el diablo se ha intoducido a computadoras, a vehículos, a niños y uno que otro animal. El diablo ha perdido "catego". Compus, coches y bebés los entiendo; son excelentes medios para hacer el mal. Incluso lo de los bebés es demasiado obvio, de por sí son malvados. Pero la guitarra electroacústica de una chica que toca en el metro es absurdo.
El caso es que intenté explicarle a mi compañera éstas cosas. Fracaso rotundo; mis palabras -aunque aparentemente coherentes- no podían ser ciertas. ¿Por qué? porque su amigo chamán confirmó la diabólica presencia.
Luego intentó convencerme de llevar a bendecir mi dinero. Para que durara más, se entiende.
Mi horóscopo dice que me prepare para un viaje. Mi horóscopo tiene razón; la próxima semana conoceré Guadalajara y no sé si regrese. Debo alcanzar Guadalajara y de ahí llegar a Zapopan. Debo inflitrarme entre los metaleros sin que sospechen que no soy uno de ellos. Debo regresar al Df antes del lunes o perderé mi trabajo.
Lo mejor es que lo único que sé de Guadalajara es lo que puedo deducir del nombre. Y eso tampoco es mucho (sólo que asumo que la palabra "Guadalajara" es árabe).
Pero no importa, estoy de buen humor: hoy cumplo un año de haber llegado al Df.
Contra todo pronóstico estoy vivo. Y nada me hace pensar que no vaya a seguir estándolo por otro rato.
miércoles, 17 de septiembre de 2008
Algo obscenito.
(Lo que sigue puede ser considerado por muchos como algo "procaz". No duden; si la primera frase no les convence no sigan leyendo)
Es hermoso tener un pene.
Con un pene nunca estás realmente solo.
Ayer fue uno de esos días. Te despiertas a las seis de la mañana y te duermes a las 2 de la mañana. Todo el tiempo bebes café a galones. El café te estimula y te lleva al baño al menos una vez cada hora. De seis a dos hay muchas horas. Tuve mucho tiempo para meditar.
Nadie que tenga pene puede negar que el acto de orinar es, ante todo, un acto lúdico. El hecho de ser capaz de apuntar es sólo el principio. ¿Quién es capaz de negar que juega con su pene cuando orina? ¿Acaso no hemos intentado todos modular los orines para que -al hacer contacto con el agua del retrete- produzcan poco ruido? ¿Quién no ha trazado figuras o escrito su nombre en pipí? Y lo que es más, ante el reto del mingitorio... ¿Podemos negarnos a intentar acertar a los diminutos agujeros sin salpicar?. Y eso no es todo, a veces intentamos justamente lo contrario (ser muy ruidosos, salpicar, borrar alguna mancha con la fuerza purificadora de la micción, etc). Sólo nuestra imaginación nos limita, pero, la verdad sea dicha, pasamos tanto tiempo de nuestras vidas ante retretes y mingitorios que siempre contamos con estímulos para dicha imaginación.
Habrá, sin embargo, quien niegue haber jugado de ésta forma. O, lo que es más común, quien niegue hacerlo después de los siete años. Sinceramente, espero que mientan. Esa negación a un placer tan sencillo y tan gratuito no es simple masoquismo. Es estupidez.
Cuando cuentas con una herramienta proporcionadora de diversión entre las piernas y no la usas, estás desafiando el orden natural de las cosas. ¿Por qué negar que orinar es placentero? Y, si hemos de aceptar que lo es, ¿por qué limitar las posibilidades de ése placer?.
Hay días -los mejores- en que nuestro pene nos da sorpresas. A veces introduce elementos nuevos al acto que ya creemos dominar. En otras palabras; no sólo permite que juguemos con él, también él, de vez en cuando, juega con nosotros.
Un día puedes postrarte, seguro de ti mismo, ante tu retrete de confianza. Aflojas el cinturón, bajas la bragueta, deslizas el calzoncillo, tomas con firmeza al bueno de tu pene, apuntas (imaginemos que con fastidio) y disparas. Pero algo ha salido mal. El pánico te domina: ante tus ojos, la orina sale en dos direcciones. ¡Una bifurcación imprevista!. No tienes tiempo que perder, ni siquiera tienes tiempo de pensar, la adrenalina corre por tu cuerpo y en ese vertiginoso momento brincas a una posición desde la cual puedas maniobrar el doble chorro que tu pene ha decidido expulsar esa mañana. Pero la diversión no termina ahí, oh no. Cuando crees que has sorteado el obstáculo y empiezas a planear la mejor forma de corregir los daños, la orina cambia nuevamente su curso.
...
Al final, no puedes hacer otra cosa salvo admirar el resultado: ahí estás, con un pie en la tapa del excusado, el otro lo más atrás posible, con el pene en un ángulo cenital respecto al retrete, y el sanitario entero salpicado. Tus pantalones salpicados. Quizás hasta tu rostro haya quedado salpicado. El único que se muestra triunfalmente seco es tu pene. E incluso entonces podría recurrir a esos felices espasmos de despedida, cuando -terminado el chorro principal- hace el encore y arroja la orina que le quedaba.
Mientras limpias, avergonzado, la escena del crimen, no puedes evitar sentir un cierto grado de subversivo orgullo.
Un resultado similar ocurre cuando intentas orinar con un pene en posición de firmes.
El punto es que no puedes bajar la guardia. Cada vez que la micción te llama, acudes a su llamado dispuesto a entregarle toda tu atención (más te vale). En ése momento, sólo existen dos personas en el mundo: tu pene y tú. Todo lo demás es superfluo. En ése instante no importa si tu vida es miserable, si tus días están contados, si estás deprimido... lo único que importa es orinar bien. El mundo desaparece y -cosa inevitable- te entregas a jugar con esa parte autónoma de tu cuerpo llamada pene.
Orinar es terapéutico.
Mucha de la felicidad y del dolor de los hombres empieza y termina en sus penes. Todos han temido por su tamaño, por su vellosidad, por su potencia. Todos los aspectos y detalles se miden y se comparan. Cada elemento del pene se convierte en el símbolo de algún atributo deseable o desdeñable para el hombre. Es común escuchar frases como "bolas de acero", "mis huevos", "no me cabía el condón", etc. Fanfarronadas, no hay duda. Pero algo podemos aprender de ellas. Todo lo que el hombre hace, eventualmente pasa por su pene.
Sobre todo por su tamaño.
Bombas agranda-penes, leyendas que atan su tamaño al número de calzado, libros que nos dicen que el pene de Sinatra medía 30 cm -igual que el de Rasputín- y que el de Napoleón apenas alcanzaba los 6 centímetros (erecto, por supuesto). ¿Puede un hombre vivir una vida plena y feliz si cree que su pene es pequeño?
Tengo miedo de responder a esa pregunta.
Lo único seguro es que no puedes poseer un miembro viril sin someterte a su falocracia. Y, dado que eres esclavo de tu pene, más te vale aprender a disfrutarlo y hacer las paces con él.
Insisto, es hermoso tener un pene. Pero si no eres astuto, puede ser abominable.
Bueno.
Voy al baño.
Etiquetas:
Autoconciencia,
Grandeur,
Love Pump,
Viril,
Willgowell
martes, 9 de septiembre de 2008
Una advertencia justa.
Una chica te invita a una fiesta.
Analizas la situación, le echas un buen vistazo a la chica (evitando vulgaridades innecesarias y fomentando las obscenidades de rigor), determinas que es guapa. Muy guapa. Aceptas.
Ése es el "setting", pasemos ahora a lo que merece contarse.
Llegué al lugar donde fui citado; ella tardó casi una hora en aparecer. Cuando finalmente la encontré, supe que debíamos esperar también a su prima; primer chasco de la noche. Muchos más habrían de venir (si no, no escribiría esto).
Resultó que la chica que me invitó a la fiesta no estaba propiamente invitada; contaba con localizar a cierta amiga suya -que sí estaba invitada- y colarse al cumpleaños de otra mujer a la que, además, no le cae bien.
La narración me exige omitir lo innecesario así que resumiré un poco las cosas. Digamos solamente que usando cantidades excesivas de voluntad llegamos a la zona de la fiesta. No a la fiesta en sí, simplemente al área en la que se encontraba. Ahí, bajo la lluvia, nos paramos a observar a la gente que paseaba por ahí con la esperanza de encontrar a alguien que nos guiara a nuestro destino. Sorprendentemente, alguien así apareció al poco tiempo y nos llevó al último piso de un edificio (que estaba junto a un hotel de paso). Entramos.
...
El departamento no tenía luz; esa misma tarde la habían cortado. Un grupo de gente que nos veía con comprensible extrañeza estaba sentada en el piso: eran pocos. Buscamos un espacio y optamos por esperar. Justo cuando alguien hizo el intento de conversar con mi amiga (conmigo no: yo era el invitado de la chica que no estaba invitada, yo no merecía siquiera el beneficio de la duda), justo cuando alguien al fin intentaba romper el incómodo ambiente, yo destrocé una chela. Y no una chela cualquiera. Una caguama. Y lo que es más, una de esas de 27% extra... y estaba llena.
Cristales rotos, trapeadores de emergencia, gritos en la penumbra (no había luz) y múltiples miradas de reproche. No hacía falta luz para saber que si no hacía algo pronto el ambiente iba a ponerse intolerable y potencialmente peligroso. Resignado, saqué la mitad de todos mis ahorros (mis ahorros consistían de 400 pesos... hagan el cálculo) y ofrecí poner una ronda.
Era una estratagema riesgosa, podía no funcionar y yo aún así hubiera perdido mi dinero. Pero tenía que hacer el intento, no era sólo mi cabeza la que estaba en juego.
El plan comenzó a dar resultados, los ánimos se relajaron y pronto la gente olvidó -en mayor o menor medida- lo ocurrido. Pero yo seguía abochornado y poco a poco mi capacidad de decir que "no" fue desapareciendo. No pude negarme al mezcal. No pude negarme a bailar. Y es aquí donde hay que hacer hincapié. Yo no sé bailar, yo no puedo bailar. Los únicos bailes que he observado detenidamente son los de las nenas del "Safari's"; y cuando bailo, no puedo evitar imitarlas. En otras palabras, procedí a utilizar a todas las personas de la fiesta como tubos de table-dance.
Y, por qué no, todo al ritmo de Depeche Mode.
Que Dios me perdone.
...
Una chica te invita a una fiesta. Es guapa.
Cuidado; sin duda se trata de una trampa.
P.d. Por si alguien notó la incongruencia de que a pesar de la ausencia de luz en el departamento hubiera música (Depeche Mode, para ser precisos): yo estoy igual de confundido por eso. No me lo explico.
Etiquetas:
Chelas,
Decadencia,
Enfermedad,
Love Pump,
Nenas,
Willgowell
lunes, 8 de septiembre de 2008
Farmacopea galore.
Una semana duró el suplicio. Una semana consumiendo antibióticos de manera fanática.
Los médicos, x'menes, chamanes y vecinas con conocimientos farmacéuticos no saben lo que le hacen a las mentes susceptibles.
Me explico:
Cuando era niño odiaba, como todos los niños, tomar mis medicinas. Recurría a toda clase de tretas, fraudes, engaños y simples y llanas mentiras con tal de evadirlas, de darles el esquinazo. Esto -inevitablemente- terminó por preocupar a mis parientes más cercanos, los cuales, con tal de proporcionarme un poco de tan necesaria conciencia, optaron por ponerme en manos de expertos que me explicaron las posibles consecuencias de mi negligencia. Las consencuencias, vale la pena aclararlo, eran más o menos las siguientes:
"El bicho en tu estómago (mi infección era estomacal) debe ser aniquilado con esos potentes antibióticos que te hemos dado. Para lograr un exorcismo completo es necesario que ingieras varias dosis a horas precisas; si una sola de las dosis falta, el bicho obtendrá un segunda -y potencialmente fatal- oportunidad. Asimilará la medicina, buscará sus puntos débiles, mutará y se hará más fuerte. No podrá matarlo ya. Y cada vez que hagas eso, el bicho se hará más y más poderoso".
En mi imaginación, las cosas pueden resultar harto truculentas.
Los médicos, y otros de su estirpe, no se dan cuenta. Cuando dicen "bichos", el ser humano normal piensa en cucarachas, hormigas, escarabajos, Elba Esther, y otros monstruos repugnantes.
Viví la última semana atormentado, llevando mis pastillas a todos lados. Tomándolas precisamente cada doce horas -ni un minuto más, ni un minuto menos-, presa del más absoluto de los pánicos. Cada noche la misma pesadilla: hordas de "bichos" desgarrando mis entrañas, surgiendo de mi despedazado estómago y causando muerte y destrucción en el mundo. Y es que hay que entender, con esas pastillas, no sólo me salvé yo; nos salvé a todos.
P.d: Otra verdad, sólo un hombre sin alma puede pronunciar la palabra "esternocleidomastoideo" sin estremecerse.
Etiquetas:
Enfermedad,
Grandeur,
Paranoia,
Pretencioso,
Willgowell
miércoles, 3 de septiembre de 2008
Chocha monkey
Una vez mas decidi emprender un experimento social y me hise de un party para ir a explorar el mundo de las gordas, decididos una vez mas a adentrarnos en su area y tomar muestras nos encaminamos a un tuburio que se sabe que frecuentan, al encontrar que estas habian emigrado al sur probablemente decidimos no darnos por vencidos, asi que mi grupo de valientes y yo nos replegamos al cuartel no sin antes pasar por un par de bebidas estimulantes por asi decirlo. Despues de beber un par de caguamas decidimos ir a un putero asi que recorrimos el mas exotico muestrario de trasvestis y transexuales de la cd. para encontrar que en su corazon se encontraba este aun mas exotico club de caballeros donde los que hacian fila para entrar tenian todavia su uniforme de futbol por haber estado jugnado antes de tal acontecimiento, con un coco o piedra probablmente. Una vez adentro nos dieron una mesa previos 50 pesos invertidos para que el mesero quitara a un par de especimens inferiores de macho. Comienza la accion, estamos en su territorio y el lugar es una jungla, la primera depredadora se acerca, es obio que esta necesita de un sin numero de cosas, nos hace mas evidente la peor, toma de la barba a el ya famosisimo mostacho y le expresa que ella esta mas peluda, con la cual procede a levantarse (no bajarse, levantarse) la tanga para que la vulva absorba el pequeño hilo que evitaba que nuestros ojos se postrasen en lo que a mi parecer es lo que da el nombre de monkey al lugar, mostacho avergonzado de que efectivamente la mujer tenia mas vellosidad en su area pubica que el la rechaza, descorazonada desaparece en el horizonte. Round 2, nueva victima, estoy en el blanco, a lo lejos veo a esta femina poco agraciada por la mano de dios acechando, se que ha llegado mi momento, comienzo a transpirar mientras veo que se acerca leta pero seguramente hacia mi, no hay nada que pueda hacer, de pronto cunado pensaba que la situacion no podria ser peor y la veo directamente a lo ojos para demostrarle que no me intimida, la reconosco, esos ojos vacios y hambrientos de una sola cosa, sexo del mas animal despiadado y remunerado economicamente. Yo la conosco meses antes habia logrado escapar a una embestida de este animal, la locacion era distinta pero el terror era el mismo, el momento llego, me habla, intenta seducirme, falla, la carne no es mi debilidad frente a mujeres de esta calaña, pero estoy debil, el daño es irreparable... se despidio con un beso en la mejilla, debo retirarme temporalmente al tocador para recuperar fuerzas y ahi es donde noto una de laspeculiaridades mas peculiares de este lugar, el baño es mixto, cuanta exotiques mas puedes pedirle a un lugar como este cuando de por si al estar ahi te sientes en alguna pelicula estadounidense que parodea a algun burdel en tijuana. Uno de mims scouts me informo que tanto masexotico peude ser al mencionarme que cuando fue al baño habia gente metiendose cocaina ahi.
Recivimos una incoparablemente baja cuanta por nuestros consumos, satisfechos nos retiramos, pero la noche aun no ha terminado para dos de nosotros. Al final de esa noch uno de nosotros dos sangraba y era yo, un cabezaso que intente impartirle a mi compañero mostacho salio terriblemente mal saliendo de una reunion social a la que atendimos. Ahora estamos comiendo hamburguesas y todo esta bien.
domingo, 31 de agosto de 2008
Profecía de autocumplimiento.
Martes.
Llego a Masaryk buscando una dirección un tanto extraña. ¿Por qué? porque mi ex-hermanastra (a la que aprecio) me dio un número de teléfono y un nombre. Las instrucciones eran llamar, preguntar por "Rossana" y listo. Algún trabajo me ofrecerían. Sin embargo, al telefonear simplemente me citaron el martes en la dirección peculiar de la que hablaba.
Al entrar fui recibido por la tal "Rossana", la cual en seguida atacó con preguntas personales. Sin ánimo de ofender, los empleados de recursos humanos son nefastos.
...
Miento. Es con ánimo de ofender.
Sea como sea, tras charlar con ella y con otros zombies de RH, estaban barajeándome 3 posibilidades laborales. Todas igual de abominables, pero mis 219 pesos y yo no podíamos ponernos quisquillosos. Al final, siguiendo un impulso de esos que parecen buena idea en su momento, escogí la opción peor pagada. Todo quedó arreglado, empezaba al día siguiente a las siete y media de la mañana.
Pues bien. Al día siguiente llegué a las 9 de la mañana a trabajar.
Por supuesto estaba avergonzado, pero ni manera; lo peor había ocurrido y sólo había una opción disponible: proceder con cinismo ejemplar. Tal y como estaban las cosas, puse mi mejor cara de enfermo y alegué malestares que coincidían más con la descripción de ciertos hechizos de Calabozos y Dragones que con enfermedades reales. Importaba poco, mi actuación como hombre enfermo fue ejemplar e, incluso, por momentos creía sentirme genuinamente mal.
El trabajo es, en cierta forma, duro. Los tres primeros días (que gracias a Rao han terminado), por ser de entrenamiento, tenían un horario de 7:30 am a 8:00 pm. No es de humanos hacer esto. Tengo entendido que los niños en países de los que no tengo una imagen mental clara trabajan de manera similar en fábricas macabras para truculentos científicos locos contemporáneos. Pues bien, yo no estoy en un país de esos y no soy un niño, así que no termino de entender qué obscura motivación me empujó a hacer esto.
Estaba pensando esas cosas cuando de pronto me di cuenta de algo terrible: mi temperatura no dejaba de aumentar. En algún punto la divina potestad optó por ejecutar otro de sus locochones chascarrillos y me enfermó de verdad. Fascinante, ahora no había duda al respecto: mi excusa para llegar tarde se hizo totalmente verosímil, y por lo tanto no me descontaron un centavo (ah, y es que, aunque sigo ridículamente enfermo, no tuve los cojones de faltar al trabajo). Mi suerte suele funcionar así. Es una suerte que cuando funciona a mi favor, los beneficios que trae son más perjudiciales que los males que sortea.
Ahora me encuentro hecho una piltrafa, son las 3 de la mañana del sábado-domingo, sigo enfermo y sigo con mi "uniforme" del trabajo.
Estoy orgulloso.
miércoles, 27 de agosto de 2008
Sneak Attack +1d6
En algun punto del fin de semana leí más de lo que es humanamente correcto leer. Mi sobreestimulado cerebro se había agotado. Mis ahorros, ahora lo contemplaba con claridad y, por ende, con horror, constaban de 236 pesos: y aún no tenía trabajo. Me imaginaba la semana siguiente: el recibo de la luz llegando, el gas acabándose, mi última botella de coca cola cayendo -vacía- en el bote de basura... me veía en la miseria absoluta de quien no puede ni comprar un boleto del metro.
Con esos pensamientos y con la pesadez y apatía que me subyugaban busqué solucionar mi problema. Una amiga me anunció que iba a tomar clase de redacción con Eduardo Casar. Ahora bien, sé que muchos no saben quién es Eduardo Casar. No los culpo. Baste decir que es lo más cercano a un rockstar que uno puede encontrar en la abominable facultad de filosofía y letras de la unam. Las chicas lo desean, los hombres lo admiran y hasta sale en uno de esos programas de tv que nadie ve (ya que lo pasan a horarios donde no existe el concepto de rating) pero que dan glamour. Y glamour es algo que el tipo tiene.
El punto es que forjé un plan y lo llevé a cabo con todo éxito. Me disfracé de estudiante de "filos" y me adentré en las premisas. Llevaba una playera de Roger Waters, una bolsa del fondo de cultura económica en vez de mochila y mis gafas: nadie sospechaba nada. Entré a la clase y esperé. A nadie parecía importarle mi presencia, en realidad, dudo que siquiera me hayan notado.
La clase, merece la pena decirlo, fue buena. Más le valía serlo: es la primera vez que voy de forma voluntaria a la escuela. No salí decepcionado. Pero eso no es lo importante. Lo importante fue que casi no llego a mi casa. ¿Por qué? porque Chaac (Tlaloc, para los de acá) tenía otros planes.
Sí; llovía cuando terminó la clase. O mejor dicho, diluviaba.
Mi amiga, un tipo con el que ella iba y yo optamos por esperar a que la lluvia amainara. Una hora después, el agua empezaba a subir por los pasillos de la facultad y seguir huyendo de ella hubiera implicado treparse en algun mesabanco. Con más resignación que valentía optamos por cruzar la explanada a paso de marcha: correr no servía de nada. Eventualmente alcanzamos el "trole" y lo abordamos. Mentiría si no dijera que sentimos algo que parecía esperanza. Que tontos fuimos. El trole iba lleno. Iba más que lleno. Seguía empapado, pero no podía decir si el agua que tenía era la que yo había traído, la que me habían pegado los demás pasajeros o el sudor de alguien (o quizás el mío, o quizás todas las anteriores). El martirtio empezó así, pero otros matices lo agravaron. Por ejemplo, a mi lado iban dos gorditas que optaron por deleitar al trolebús entero con una versión de "Enjoy the silence" en techno. Luego procedieron a explicarse el efecto que esa música podía tener en ellas cuando se metían "cristal". Ah, y esto duró dos horas. Sí, dos horas. Mismas dos horas que el trolebús tardó en llegar al metro. Y es que eso era apenas la mitad del viaje.
Alcanzado éste punto, la "party" (para los que no sepan de RPG's... traduzcan "party" como "comitiva") se separó. Nunca sabré qué aventuras tuvieron mis ex-compañeros de viaje, nunca sabré si llegaron a su destino, no sé si los volveré a ver.
Por mi parte, sólo pude alcanzar mi hogar con la ayuda de un taxi (Volkswagen verde, por supuesto) y no antes de la media noche.
lunes, 25 de agosto de 2008
Fines de semana espesos.
Es inútil que luche contra esto: me resulta imposible postear en fines de semana. Lo he intentado y siempre fracaso.
Por lo tanto, no lo intentaré más.
Alguien me preguntó qué ocurrió con aquel partido de beisbol al que iba a ir. Yo creía que mi silencio era muy elocuente: los leones perdieron.
Resultó humillante. Yo estaba seguro de su victoria y me fallaron. Siendo un yucateco solo en el Df me quedé muy irritado.
Por eso odio los deportes y el ejercicio. Cuando he hecho ejercicio siempre me siento mal al día siguiente. ¿Bueno para mi salud? mi culo. El dolor es señal inequívoca de que es malo. Las cosas buenas (los bienes) siempre resultan gratos. Los deportes causan malestar físico y mental; incluso si ganas.
Lo mejor es jugar videojuegos de deportes. Ahí son avatares virtuales los que padecen mientras tu te limitas a lidiar con la gloria o la vergüenza de la victoria o la derrota. Y nada de Wii; es impío concebir un videojuego que te hace hacer ejercicio. Es el judas o el yoko ono de los videojuegos.
...
En fin, mañana tengo entrevista de trabajo y, si sale bien, festejaré acabando con mis ahorros.
Cuando se está desempleado el fin de semana propiamente dicho no existe. Todos los días son sábado. Pero hay que tener cuidado, si la situación se prolonga... todos tus días podrían degenerar en domingos. Y no quieres eso.
sábado, 23 de agosto de 2008
jueves, 21 de agosto de 2008
caminito a la escuela
Si mis clases han empezado y la escuela opto por dividirnos de una manera muy peculiar: en un salon todas las personas que hemos tronado alguna materia y en otros dos salones todos los demas. el salon de parias no es un lugar agradable para estar ademas de que como plus el maestro que me da taller(la unica materia que importa en arquitectura) es el mismo maestro con el que como comente mas abajo me estaba mamando en un bar el dia que choque, creo que eso es bueno, la parte mala es que el fue el que me trono (si, me trono, yo no trone) curiosamente en el salon de parias no existen mujeres (hay 4 pero no cuentan) y en el salon "a" (si asi de cabrones son) solamente hay mujeres, curiosamente que no conosco a ninguna arquitecta famosa que sea mujer (bueno hay una, pero tendria que verla para decidir si cuenta como mujer o no). Hablando de mujeres ayer vi un capitulo de una serie realmente interesante se llama the sarah silverman show. Para empezar la mujer es bastante atractiva. La trama del capitulo constaba de que esta mujer conoce a un grupo de mujeres que no trabajan y estan viendo como chingar a los demas, asi que deciden defender el derecho de los no natos y pelear contra el aborto, acuden a la clinica de abortos mas cercana y hacen su planton, cuando descubre el grupo de santurronas que nuestra heroina conoce a todos los de la clinica se encuentran bastante contrariados y ella confieza haber tenido un par de abortos, pero que pensaba que el proposito de la manifestacion era evitar que maten bebes y que la "cosa chiclosa en su utero" no era un bebe, despues de un rato de que las santurronas le explican a la heroina que esa cosa chiclosa tambien era un bebe le dicen que para seguir con ellas debe dejar de tener abortos, este es uno de los momentos mas interesantes de la transmision, sarah sale a tomar aire y recuerda todos los buenos momentos que ha tenido en la clinica de abortos y regresa a decirle al grupo radical que no pensaba dejar su modo de vida, despues de esto las mujeres juran venganza y el punto es que consiguen una bomba para destruir la tienda de abortos, cuando sarah recuerda esto recurre a su grupo personal de heores, 5 hombres de 40 años que estaban en medio de su juego de calabozos y dragones, los cuales despues de referencias obscuras y revelaciones personales deciden ir a detener a los criminales, cabe aclarar que todos metidos en sus personajes, para la desgracia de uno, su personaje podia volar y al brincar por la ventana las consecuencias no fueron gratas. Despues de la tremenda batalla campal, mas bien contra su propia torpeza, todo termina con una flecha enterrada en el trasero del barbaro nivel 7 (cuya arma era una soda, no se por que) aqui es donde nuestra heorina demuestra lo valioso de las herramientas de aborto cuando extirpa la punta de flecha de nuestro patiño y termina con la profunda frase de que el aborto no es solo problema de las mujeres, todas las personas tenemos cosas que cuando se meten son dificiles de sacar, y es bastante menos placentero. Cuando el show termina te das ceunta que todo esto se lo esta contando a un perro salchicha antes de dormir que ve fijamente a la camara.
miércoles, 20 de agosto de 2008
I ♥ VIOLENCE
Todos hemos sido bombardeados por parafernalia de los ochentas. No hace falta que explique esto, todos lo sabemos. Por lo tanto, me abstendré de opinar al respecto y simplemente mencionaré uno de los encuentros más espeluznantes que he tenido con la fiebre ochenterista actual.
Vi Sledge Hammer.
No me refiero a la canción de Peter Gabriel sino a la serie de televisión. Si alguien no la conoce permítanme contar cómo presentan al personaje epónimo:
Hay un situación peligrosa en la ciudad y la policía no sabe qué hacer. Un francotirador está postrado en lo alto de un edificio abandonado y anda cometiendo desfiguros. El jefe de policía, contra sus mejores deseos, decide llamar a Sledge Hammer (Sledge es el nombre, Hammer el apellido).
Sledge llega al lugar de los hechos y analiza la situación. Mira a sus cobardes compañeros, observa al francotirador, analiza el edificio y, finalmente, le dice a su Magnum .44: "tengo una idea".
Por supuesto, el hombre habla con su pistola (también duerme con ella y se baña con ella).
Sledge va a la cajuela de su coche, saca una bazooka y se acerca al edificio: el francotirador empieza a disparar pero falla todos los tiros. Sledge arma la bazooka, apunta al francotirador y, en el último momento, desvía la bazooka hacia abajo y le da al edificio.
El edificio se colapsa.
En otro momento Sledge está siendo entrevistado al respecto de un crimen que detuvo en un oxxo (bueno, tal vez no era un oxxo pero esas tiendas son genéricas intercambiables). Sledge comenta que "Entré a la tienda y vi a dos golfos con escopetas amenazando a la chica de la caja registradora. Saqué mi magnum y los maté. Luego compré unas salchichas, mostaza, tomate y un refresco". A esto, el entrevistador, visiblemente acongojado por lo que acaba de escuchar, le pregunta "¿Era eso absolutamente necesario?". Sledge responde "Por supuesto: ya no quedaba comida en mi casa".
¿Saben cuál es la diferencia entre el buenazo de Sledge y los lubricados espartanos?
Que Sledge es muy feliz.
Digan lo que digan, el amor a la violencia es amor de todas formas.
lunes, 18 de agosto de 2008
El ataque de las perras.
Cuando era niño no me gustaban los animales.
En mi tierna infancia le tomé cariño a unos ratones; pero pronto fueron devorados por una tenebrosa pandilla de gatos (sé que semejante cliché puede parecer inverosímil, pero juro que es cierto).
¿El resultado? odio a los gatos.
Luego viví al fondo de una privada (chop-calle, para los entendidos). Entre mi casa y la salida de la calle había una multitud de perros de las más diversas razas y actitudes.
Estaba Perestroika, una perra malix (pronúnciese "malish", significa que su raza era misteriosa por tanta mezcla) que creía que yo era comestible. Estaba la trifecta de la muerte; dos dálamatas y un french puddle que iban juntos a todas partes; el french puddle atacaba a cualquier otra criatura, y las dálmatas lo protegían. Había otro perro al que simplemente llamábamos "el perro del herrero". El perro del herrero era el más letal; no ladraba, sólo atacaba.
Habían otros, pero estos dan la idea. Mi infancia era una de tormentos caninos.
Han pasado los años, y he tenido que aprender a sobrellevar la compañía de los animales.
Es parte de eso que llaman envejecer.
Ahora vivo con una Golden Retriever demoniaca que responde al adecuado nombre de Lilith y, si bien me he acostumbrado a Lilith, aún me es difícil lidiar con otros perros.
Este fin de semana mi vecina dejó la ciudad, al igual que mi abogado. Por lo tanto, tuve que hacerme cargo no sólo de Lilith, sino de las perras de la vecina (con la que compartimos patio). Por lo tanto, fue indispensable trazar una poderosa e infalible logística; las tres perras (porque la vecina tiene dos) no pueden coexistir, ya que se matarían. Por lo tanto, el uso del patio para cada perra debía controlarse. El problema fue que las tres perras no estaban del todo acostumbradas a mi, y por ello, nunca me avisaban de lo que necesitaban. Una serie de intricados cálculos fueron menester y al final pasé mi fin de semana metiendo y sacando perras de las casas de manera compulsiva. A eso hay que sumarle que al saberse mi virtual soledad, recibí numerosas visitas que buscaban sucumbir a la decadencia. Por lo tanto, el flujo de alcohol y música estrepitosa aumentaba, y yo seguía sacando y metiendo perras por miedo a posibles orines dentro de la casa.
Creo que en algún punto alguien le dio cerveza a las perras.
A la mañana siguiente tuve que sacar a las visitas a la fuerza y poner incienzos para ocultar los extraños olores dejados...
Pero por lo menos, las perras estan (más o menos) a salvo.
Etiquetas:
Chelas,
Decadencia,
Perras,
Viril,
Willgowell
viernes, 15 de agosto de 2008
Crash baby Crash
Como ya habia hablado con anterioridad un bune bar debe tener cerveza barata, este es uno bueno los lunes y miercoles, frecuentaba este lugar que contaba con jarras de cerveza por $35, determinado lunes despues de varias jarras se decide pasar la fiesta a otra lacacion dendo comienzo con el castillo, paa el final de la noche mis amigos comienzan a irse al igual que yo, cuando veo esta borrosa figura que se me hace muy familiar, lo reconosco el exbajista del lugar con el cual llegue a entablar alguna cortes amistad a la que me acerque a saludar muy enfusivamente con la cual platico por casi 20 min de diferentes anecdotas y otros menesteres cuando descubro que efectivamente la persona me conoce pero no es quien yo creo sino uno de mis maestros de arquitectura, al descubrir tal acontesimiento no me que mas opcion que seguirme mamando con esta persona, despues de varios tragos el mencionado me menciona a mi que debe regresar a su casa porque si no su esposa le va a pegar a lo cual yo decido llegar a la mia igual. Efectivamente llegue a mi casa pero despues del pequeño inconveniente de haber golpeado un coche, en el momento despues de sentir el golpe voltee a ver el lado afectado y al ver que mi espejo ya no estaba donde deberia no me parecio demasiao grave asi que decidi continuar el camino, el probema fue que cuando llegue a mi destino los daños habian sido mucho mayores a los que yo pensaba, lo cual ebrio a las 3 de la mañana no me importo demasiado y me acoste a dormir, cuando llame a la aseguradora y me pregunto dondehabia sido el accidente me encontre muy contrariado al no poder recordar donde habia sido.
Ellos son mi abogado y mi dentista
jueves, 14 de agosto de 2008
My final fantasy
Un dia estaba en la escuela y como la clase era sumamente aburrida decidi escaparme y curiosamente me encontre a un tio en la escuela que me invito cerveza, despues de un rato dedepartir con el recorde que tenia que regresar a clase antes de que terminara y necesitaba una aspirina para la maestra que me habia dejado salir para esto, amablemente mi tio me ayudo a lograr ambas cosas y despues ya a la salida de la escuela yo diambulaba por los pasillos cuando me encontre a este brother que estaba en su cp jugnado en emulador un juego de nintendo de peleas de dos robots gigantes, empeze a jugarlo un rato y mi amigo me pregunto si no se me hacia muy familiar ese juego y que si no podia recordarlo. Vinieron receurdos a mi de cuando era muy pequeño y viajaba en una nave para mover grandes masas de gente, en una epoca similar a el ya conocido universo de star wars. Yo me encontraba trankilamente jugando con mi juguetes robots cuando dos guardias mechas (robototes con gente adentro) abordaron la nave en busqueda de mi persona donde no tuve mas opcion que huir y escabullirme por los pasillos hasta que deron conmigo y por extrañas circunstancias destruyo a los mechas la nave y todo lo que esta a mi alrededor con mis desconocidos super poderes (lo normal, super fuerza ojos de malote y rayos por las manos) despues de un black out me encuentro años despues en un camino de tierra conduciendo un coche de porqueria siguiendo un camion de tepaches y acompañado de algun patiño generico, en determinado momento decidimos pararnos en esta tienda a la mitad de la nada por provisiones, cuando descubrimos que el lugar esta infestado con cocaina y los encargados no parecian contentos de esto, somos abducidos y despierto en mi casa, atado obiamente y mi guardia por fortuna es una mujer de no muy mal ver, logro escapar y me oculto en el lote valdio cercado a mi casa cuando noto que la mujer esta buscandome para regresarme a donde pertenesco, al intentar confrontarla para romperle toda su madre el que termina jodido soy yo y en este momento la mujer parece muy divertida e insiste si es que no puedo recordar nada y trata de seducirme cosa que eventualmente logra, despues de eventos que serian mas bien restringidos para menores de 18 años mi familia entera entra y parecen un poco mas inusuales de lo acostumbrado, para empezar por que parece no importarles las condiciones en que nos encontramos la mujer y yo, despues de esto proceden a explicarme que soy un poderoso demonio que habia permanecido invernadno or mucho tiempo y ya era tiempo de divertirme, cosa que procedo a hacer vistiendo trajes, llendo a restaurantes caros a derrochar dinero y a festejar con este viejo amigo k al parece tenia que podia hacer 50 fiestas al dia y que su secreto era empezar a las 8 y pretender que ya era tarde.
Por su puesto esto fue un sueño, el mejor que he tenido.
Heavy Metal Hamsters.
Sí, estoy desempleado. Mis ahorros menguan, mi comida escasea, paso demasiadas horas frente a pantallas (sea de la computadora o del televisor), cuando salgo de casa invariablemente termino invirtiendo dinero en cosas inútiles como hamburguesas y cervezas. Pero no estoy deprimido en asboluto. ¿Por qué? por dos fulgurantes razones.
La primera es que ya tengo boleto para ver a Helloween y a Gamma Ray en Guadalajara este octubre. Sí, se lo que muchos piensan. Helloween y Gamma Ray son muchas cosas, pero no necesariamente respetables. Es natural, esa variante del Heavy Metal que algunos llaman Power Metal es a veces calificada de "Hair" Metal, y en algunas ocasiones aún menos amables... Pussy Metal. Y estoy parcialmente de acuerdo. Cualquier grupo que cante a todo pulmón las palabras "make the people hold each other's hands" tiene pocos puntos en la escala de rudeza. Las letras son ingenuas por decir lo menos, sus aspectos resultan risibles, y el homoerotismo que emanan hace que se te paren los pelos de la espalda. Pero la verdad es que llega un momento en la vida de todo hombre en el que debe afrontar la realidad. Y la realidad es que me gusta el metal, incluso el metal marica. Así que confieso que me llena de regocijo saber que veré a estos dos grupos. Y lo que es más, confieso que ya los vi una vez este mismo año. La experiencia es muy distinta a, digamos, la de Iron Maiden. Cuando sales del concierto de Iron Maiden sales magullado, hecho una piltrafa, no sientes las piernas, ni los brazos. Viste la muerte de cerca y saboreaste el sudor y la sangre de los que te rodeaban. Pero tus pelotas son dos tallas más grandes. Cuando sales de un concierto de Helloween tus pelotas se hacen más pequeñas, pero también más juguetonas.
La otra noticia es que el domingo iré a la final de beisbol. Diablos contra Leones de Yucatán. Mi tierra natal contra mi tierra adoptiva.
Seré el único yucateco de la comitiva y más les vale ganar a los pinches leones porque no me gusta el beisbol.
martes, 12 de agosto de 2008
Rimbaud se pronuncia Rambo.
El primero escribió "Una temporada en el infierno". La última película del otro se llamó "Regreso al infierno".
Y no son las únicas similitudes.
El otro día leí que "Speed" (sí, "Máxima velocidad") era en realidad sobre la evolución. No recuerdo los argumentos pero eran harto convincentes.
¿A qué viene esto?
A que sé de lo que hablo cuando digo que las porno softcore de Cinema Golden Choice son más profundas que cualquier película de Bergman.
En mi reciente visita a Mérida tuve la oportunidad de revivir muchas cosas que había olvidado. Por ejemplo; las tiendas dejan de vender alcohol a las diez de la noche (y en domingos a las cinco de la tarde), la temperatura promedio no baja de los treinta grados celsius, y, por si fuera poco, en Mérida todo el mundo tiene cable visión. (Ah, y no hay cerveza indio).
Una noche, mientras hacía lo posible para que el JB durara, vi "Instinto Animal 3". La pieza más profunda y bellamente ejecutada en la historia del cine. No bromeo.
Hay un ciego que no lo es. ¿Cómo sabemos que no es ciego? porque nos lo dice. Sí, a nosotros. Mira a la cámara, como si fuera Ricardo tercero anunciando sus macabros planes, y nos revela que no es ciego. Que finge serlo. Y que va a manipular a cierta mujer para divertirse. El actor es tan malo que es perfectamente verosímil.
Ahora la chica, ella igual habla con la cámara. Ella igual finge algo (no sé qué, creo que es periodista pero lo oculta). Ella igual pretende jugar con el tipo.
El hecho de que es un juego es enfatizado por algunas tomas -completamente ajenas a la trama- en la que vemos a estos dos personajes jugando ajedrez en blanco y negro. En el fondo danzan arlequines.
Ya les digo, esto es serio. Esto es intelectual.
Hay incluso una escena en la que la chica comienza a copular frente al "ciego" (pues cree que no la ve). El ciego toca el piano. E-ró-ti-co.
Esta es la clase de película que no estimula mi libido ni mi cerebro, aunque intente estimular ambos. Pero me hace feliz.
Si alguien sabe cómo conseguirla que me lo diga.
Por lo pronto, estoy adaptando la idea de la noche de los muertos vivientes para que tenga algo de Soft-Core.
lunes, 11 de agosto de 2008
Somebody set up us the bomb.
Siete de la mañana, empiezo la maleta. Nueve de la mañana, subo al avión. Once de la mañana, trepo al shuttle. Medio día: llego al Df.
O, más específicamente, a Santa Fe (no me importa, eso no es parte de la ciudad. Está demasiado lejos).
Mi maleta de treinta kilos y yo nos vemos obligados a contratar los servicios de un taxi snob (se hace llamar "chofer" y no taxista) que me cobra el equivalente a un privado del Safari's por llevarme a mi casa. No sé si pagarle. Titubeo, y al hacerlo, se rompen las "rueditas" de mi gargantuesca maleta: así que le pago.
El reloj dice que el no-taxista tardó cuarenta minutos en llevarme a mi casa: yo no lo creo. Por lo menos fueron dos horas. O eso sentí.
El tipo me aseguró que ésta era una ciudad igual de tranquila que todas las demás... pero con muy malas relaciones públicas. ¿Asaltos? seguro, pero casi siempre son culpa de la víctima. Nada que temer si eres listo y audaz.
Tambien me aseguró que los aztecas construyeron las pirámides con rayos láser. Sí, eso dijo. Citó una obscura fuente arcana a la que sólo se refería como "las pleyadianas". Las pleyadianas le enseñaron que el continente perdido de Mu había sido fundado por criaturas venidas de otros planos de conciencia (no de otros planetas, ¡No!: de otros planos de conciencia) porque su edén había sido destruido por su propia avaricia y tecnología. Las semillas de estos seres fueron salvadas trayéndolas a nuestra realidad y nuestros ancestros son el resultado. Ni a Jor-El se le hubiera ocurrido.
Pero me desvío, hablemos del rayo láser.
Aparentemente Moctezuma tenía un láser que era capaz de voltear la piel de las personas.
Y por lo que entendí la serpiente emplumada era la hija de la serpiente de leyenda y del águila que la "devoró".
Llegado a este punto me dejó en mi casa con una sensación de que había tenido la bienvenida que me merecía.
Me gusta el Df.
La próxima vez que use un taxi será un volkswagen verde y punto.
lunes, 4 de agosto de 2008
El futuro de mexico
Yo soy un pesimo arquitecto y aun asi se que no debes pintar tu casa de amarillo pollito o cualquier otro color chillon, aveces pienso que se estan burlando de mi, no creo que haya gente con tan mal gusto, como sea los arquitectos no son los que me peocupan tanto, mi abogado ha estado en la carcel tantas veces como yo, lo cual diria que sirve como experiencia pero realmente no se saco a el mismo asi que no cuenta, mi medico aparte de anorexio ha estado en el 80% de mis pedas, mas pedo que yo y ni la cruda se logra curar, de hecho alguna vez tuve que bañarlo (en el jardin con una manguera) vestirlo y llevarlo a su casa. Realmente en el que mas confio es en mi dentista, si una persona puede vomitar completamente erguida y caminando sin mancharse siquiera los zapatos merece mi respeto, para su desgracia en la vida he tenido una carie, hay un par de ingenieros por ahi que lo unio que he visto que saber hacer es palanca para destapar su cerveza con los objetos mas curiosos, fuera de eso no pueden ni manejar, me pregunto si tendra aguna relacion. La de la foto es mi otra opcion como abogada.
domingo, 3 de agosto de 2008
El arte de las gordas 3: las gordas difíciles
Las pesquisas han dado resultados. Ahora puedo presentar un preeliminar reporte de mis años cazando gordas.
Y es que, la verdad, las gordas son difíciles.
Primero que nada, ¿Qué es una gorda? La pregunta no es tan simple como puede parecer. "Gorda" es toda mujer que tiene pocas esperanzas de encontrar hombres usando sólo su físico. Puede ser por tener muchos granos. Puede ser por halitosis. Puede ser por simple y llana fealdad. O por exceso de grasa.
Independientemente de la razón, todas esas mujeres son catalogadas como "gordas" para motivos prácticos. El hombre común asume que son mujeres sedientas de atención y de afecto, que sucumbirán ante las pretensiones del primer barbaján; que son "fáciles".
Esto es un mito urbano.
Imaginemos por un instante.
Imagina que eres una chica. Imagina que no eres atractiva. Pasaste la secundaria sin pena ni gloria, viendo a tus amigas irse con chicos (atractivos o no, no importa). Suspirabas por el chico más guapo que conocías: sabías que no tenías oportunidad pero daba igual. Dado que no tenías oportunidad con nadie, ¿por qué no fantasear con lo mejor?
A veces te ponías intrépida y abordabas a algún hombre; pero invariablemente los asustabas o repugnabas.
Esas épocas han pasado y ahora estás en la universidad. De pronto un día vas a un antro y un hombre se te acerca. No es feo y no es guapo. Se viste mal, pero tu también así que da lo mismo. Empieza a coquetear contigo. Tu sabes que es imposible que esté genuinamente interesado en ti. Nunca ha ocurrido y no hay razón para que ocurra ahora. La lógica te indica que es un pelmazo caliente que anda muy urgido. Ha caído tan bajo que incluso te corteja a ti. Y entonces te das cuenta: lo tienes por las pelotas.
Las "gordas" son mamonas, son exigentes, son pedantes. Te tratan como basura porque el simple hecho de que te hayas acercado a ellas (y no al revés) te hace patético. Te conviertes en la efigie a quemar. Han de infligir su venganza contra el mundo sobre ti. Y tú, que sí eres patético, les sigues el juego. Te lo mereces.
Amiguitos, si están urgidos, mejor vayan por putas.
Si genuinamente te gusta una gorda... ya te cargó el payaso.
jueves, 31 de julio de 2008
Big loads
Todos tenemos algun lugar predilecto para ir a compartir un par de ideas y cervezas con los "cuates" algunos prefieren encerrarse a oir reggeton y exitos de los 90s a un volumen desmesurado que no te permite el coloquio al que la gente deberia estar acostumbrada, en esos lugares donde tienes que rogar para que te dejen entrar, pagar para que te traten mal y consumir alcohol de la calidad que ningun hombre en su sano juicio deberia consumir y eso que yo soy hombre de ron castillo. Yo prefiero los bares, ese es un ambiente que puedo controlar, todos los buenos bares deben tener un 2x1 y cerveza oscura, por su puesto el baño debe estar en una situacion deplorable aunque con todas estas nuevas leyes y alcoholimetros y tantas mamadas va a empesar a ser mas facil que use cocaina y que vaya a un bar metome 3 cervezas y me fume un cigarro. Siempre he tenido la maldicion de que una vez que nos instalamos en un ba que nos agrada al poco tiempo, ya que sentimos que nuestra relacion es estable, lo cierran (normalmente salubridad) y nos vemos en la penosa necesidad de encontrar otro bar. Del ultimo bar que por asi decir nos sacaron, era una utopia demasiado bueno para ser verdad, cerveza barata, ron castillo, gente amable, 2x1, musica en vivo con un exelente grupo y puro metal de hecho nos terminamos llevando con los del grupo, ¿que paso? a los bastardos les empezo a ir bien, subieron la cerveza, se atiborra de gente el grupo se volvio mamon y llega 2 horas tarde de lo que llegaba al principio tocan tres puterias y se van.
La verdad no hay nada trasendental en este post, no se porque estoy escribiendo, estoy crudo y desorientado, no deberia estar despierto a esta hora pero no se por que me he estado levantando tan temprano ultimamente y se jodio el control de mi teclado para cambiar de cancion en el media player y estoy oyendo "the heat of the moment" si de asia y que?. compren dildos y muebles aca, beto out.
lunes, 28 de julio de 2008
Macachí Pec.
Primero que nada, disculpa por el retraso. No he tenido contacto con las delicias tecnológicas en días.
Todo empezó en el oxxo. No recuerdo qué día. Fui a comprar una de esas indispensables coca colas de tres litros para aguantar la noche de trabajo que me esperaba. Oxxo-Toño no me guardaba rencor por el chasco de la vez pasada y me hizo pasar.
En ese momento estaba todavía conciente de los peligros de tomar una cerveza en esas condiciones: yo debía trabajar. Era mi última semana de trabajo y tenía que tener todo listo el viernes (por cierto, hoy es lunes y estoy escribiendo esto en vez de terminar mis pendientes del trabajo).
Sea como sea, Toño el OxxoMan me retó a probar la Sol con limón y sal. Yo... yo no pude resistir tan salvaje oferta. La cerveza, por supuesto, era nefasta. Mejor que la Sol normal, sí, pero nefasta de todas formas. Y ése fue el problema. Para quitarme el mal sabor de boca tuve que tomar un caguamón de Victoria. Ahora bien, a estas alturas yo ya había pagado la Sol y la Victoria. Le tocaba a Toño poner la siguiente.
A las seis de la mañana salí del Oxxo, me bañé y fui a trabajar.
En algún punto se hizo de noche, y yo fui al teatro. Anocheció de nuevo y aparecí en un departamento en Copilco comiendo fondue y bebiendo vino de tetrapack. Luego salí del cine (creo que vi Batman, pero no estoy seguro). Aprendí que en algunos hoteles la diferencia entre la cama normal y la king size es de 40 pesos. Adquirí un Torres 10. Fui al teatro de nuevo.
Saliendo del teatro empezaron a llegarme mensajes peculiares al celular indicándome cómo llegar a un misterioso bar donde, según me dijeron, tocaban buen jazz. Al estar a menos de una cuadra del sitio indicado, otro mensaje me advirtió que el lugar tenía cover. De 200 pesos para ser precisos. Eso estaba 200 pesos arriba de mi presupuesto así que deambulé en busca de otro lugar. Finalmente el factor del precio barato pudo más que yo y me atrincheré en un lugar harto snob que se hace llamar "La Gioconda". Su giro era que el litro de cerveza estaba a 30 pesos. Con eso fui convencido.
No sé cómo llegué a mi casa, pero algo debí haber hecho mal porque desperté el lunes sin camisa y con mucho calor. Y es que no estaba en mi casa.
Un par de preguntas a los transeuntes confirmaron mis sospechas. Había regresado a Mérida.
Ya tengo boleto para volver al Df.
Pero antes, me abasteceré de Xtabentún.
domingo, 27 de julio de 2008
chico malo chico malo que vas a hacer cuando vengan por ti
Todos hemos tenido roces con la ley, otros solo se han rosado, normalmente mis encuentros han sido por la repulcion hacia la sobriedad que siento un par de veces no ha sido asi. Recuerdo bien el primero acababa de sacar mi permiso y me prestaron el coche por primera vez, que hago, voy a la playa con todos mis amigos y compramos caguamas y todos toman mientras yo hago trompitos en una carretera vacia y regresamos a la cd a 170km/ph, me para un federal, por suerte aun tenia la descencia de no tomar si iba a conducir, curiosamente el "castigo" fue que el federal le hablo a mis padres para que me regañaran y debo admitir que fue suficiente ahora nunca subo de 120.
Despues de eso fue uno un poco mas grave, un grupo de jovenes con mas energias de las que un videojuego podia gastar salieron con una camara y voluntad a las calles decididos a documentar que tan aburridos estabamos y quemamos un par de arboles, entramos a una escuela publica en boxer y tiramos un par de "bombas" (botellas llenas de aluminio con acido muriatico) a las pocas horas de todos estos eventos nos damos cuenta que tenemos a 15 antimotines con ametralladoras apuntandonos, la celdas no son comodas y un preso me robo mis zapatos, tambien pase mas tiempo en boxer que en la escuela publica. Por cierto nos acusaron de estar desnudos en la via publica tocandonos mientras lo filmabamos y tirabamos bombas molotov, dijimos que era un proyecto escolar.
Para todo esto los siguientes tres años me fueron leves mi experiencia me habia permitido conducir alcoholizado y salir inpune dado a mi labia con los policias y a un buen amigo que siempre que le hablaba a las 3 de la mañana para que me prestara dinero porque me estaban llevando al bote. Pero al parecer mi suerte ha cambiado de nuevo mis ultimos dos encuentros que por suerte no han sido conmigo pero por alguna razon yo me veo involucrado, en una pelea afuera de una disco donde le patearon el trasero a un primo y yo detenia a otros dos tipos para que no lo patearan mas y la ultima y mas reciente aventura; Decidimos salir a "bailotear" a una disco la cual por la cantidad de 160 pesos dejaba que consumieras todo el alcohol posible, cosa que hisimos, mi amigo a quien llamare "maguiver", al diablo fue gaston, cuando una camioneta antimotines intenta detenernos decide que no tienen porque y "nos damos a la huida" nos pasamos un par de altos y empieza la persecucion para llegar a mi cubil, que llamaremos casa de la depravacion 1, la camioneta se nos cierra el "habil" conductor da un volantazo nos subimos a la acera y bajamos del otro lado con una llanta menos, ya solo faltan dos cuadras, sobre el rin avanzamos velosmente llegamos, las llaves de la puerta estan en mi bolsillo y oh sorpresa mi puerta no abre, para cuando logro salir los protectores de la paz publica ya hicieron suyo a gaston, despues de un par de detalles aburridos y golpizas gaston sale ayer a las 3 de la mañana, fui a visitarlo en su celda, la mia estaba peor. Cabe aclarar que al siguiente dia solo nos reunimos a ver peliculas y note un patron muy peculiar en todas ellas (carceles policias) tambien tengo que decirles que si les dieron click a las fotos para leer la noticia, pueden confiar en mi que todo lo que lean en el periodico es mentira
Suscribirse a:
Entradas (Atom)