viernes, 5 de diciembre de 2008

Factotum.



El lunes empecé en mi nuevo trabajo. Es el quinto en lo que va del año.
Creo poder afirmar, sin temor a equivocarme, que soy la peor opción para cualquier empresa. Soy incapaz de durar.
Lo peor es que se los advierto cuando me contratan: siempre les digo, "sólo tengan en cuenta que soy un mercenario vil. Si encuentro una mejor oferta, me marcho". Y aún así me dan el trabajo.
Así que, realmente no es culpa mía.

El caso es que ayer fui a comer con unos compañeros del trabajo a un lugar llamado "El rey del Pavo". Tras nuestra cara y escasa (aunque sabrosa) comida, procedimos a buscar la estación del metro más cercana. Dicha estación era bellas artes, por lo que optamos por dar un paseo en los alrededores del centro histórico, al más puro estilo turista. Al cabo de unos minutos, un sujeto con pinta de ñoño tradicional (pants y ropa deportiva a las 6 p.m., audífonos harto vistozos que no parecían estar conectados a nada y una mochilita de niña al hombro) se acercó a nosotros y se presentó: "Soy poeta", nos dijo, "soy poeta y... sé lo que estan pensando. Es extraño encontrar a alguien que se presente de esta manera, pero yo lo hago. Recorro esta zona compartiendo mi poesía con la gente... no, no digan nada aún. Primero léanla, yo estaré por aquí, y luego me dicen qué opinan".
Dicho eso, nos entregó unos papeles y se fue.
Lo que estaba ahí escrito era cualquier cosa excepto poesía. Y no lo digo porque el texto fuera de baja calidad (que lo era), sino porque en realidad era la mejor colección de "mensajes personales" de messenger que he visto; pero mezclada con algunos piropos que la clase media asocia -usualmente de manera injusta- a los albañiles y con otras frases de origen dudoso. El resultado incluía cosas como "Con un bombón como tú, no me importa ser diabético", "Te amo cariñito, eres lo mejor que me ha pasado" y por supuesto, las palabras "puchunguita", "pexoxa" y "mamacita". Todo esto mezclado sin orden ni concierto. No había intento alguno de atar las ideas, simplemente estaban ahí, plasmadas en el non sequitur más puro que he visto. Ah, y por si alguien se lo preguntaba, tampoco ordenó las frases y las palabras en nada que se asemejara al verso; parecía un texto escrito en el bloc de notas de windows al que ni siquiera le ajustaron el formato.
Aún contemplábamos esas atrocidades cuando, de la nada, dos individuos con inmensas sonrisas se nos acercaron. Uno de ellos tenía vendas en el rostro, el otro simplemente era muy feo. Los dos se acercaron con las manos extendidas, parecían tener la intención de que se las estrecháramos, cosa que no hicimos. El feo nos saludó con excesiva cordialidad, nosotros respondimos con uno de esos gestos que siempre empeoran las cosas: observamos fijamente las manos que pretendían ofrecernos amistad, luego los rostros que reflejaban evidente burla, luego las manos otra vez, y por último dije "Mmm... qué pedo".
Actuaron como ofendidos; el feo (que era el que se encargaba de la parte verbal de la transacción) aún exclamó algo como "Eah, tampoco, tampoco... no nos llevamos así". Luego explicó que sólo querían algo de dinero. Para comer, se entiende.
Ya empezaba a resignarme cuando la atención del alegre par se dirigió a los papeles que "el poeta" nos había entregado. "¿Qué es eso?", preguntó el feo. "Unos poemas", le contesté, "son del tipo que está ahí".
En ese instante todo se tornó vertiginoso. El poeta se acercó a la escena, parecía decidido a unirse a la acción pero, en el último minuto, cambió de rumbo. Los muchachos alegres y el poeta intercambiaron unas miradas que a nosotros nos parecieron significativas. Los jóvenes felices dieron por terminado nuestro encuentro con pocas e ininteligibles explicaciones. Cuando nos dimos cuenta ya no estaban por ningún lado. Antes de que pudieramos hacer conjeturas, dos chicas de aspecto feroz, montadas a caballo, y con uniforme policiaco cruzaron por donde estábamos. No nos quedamos a averiguar qué había ocurrido.

Al llegar a casa hice el recuento de los eventos de la tarde y llegué a la siguiente conclusión: quizás no debí juzgar tan duramente al poeta. Su estilo de poesía, después de todo, es el primero en décadas que genuinamente propone algo nuevo. Lo sepa o no.

Por cierto, me han facilitado el website de la campaña dedicada reinventar la imagen de Jesús (de la que hablé cuando narré mi odisea en Guadalajara). Helo aquí. Se le agradece a Nell por el dato.
Un consejo, si alguien tiene el valor de entrar al sitio de Jesús está chido... no dejen de ver lo que Jesús aparentemente dice de la homosexualidad.
Me provocó dudas.

2 comentarios:

Nell dijo...

No se si sea el hecho de que mis neuronas andan de vacaciones, solo tengo dos de ellas haciendo ronda de velador (y una está haciendo fotosíntesis), pero según yo, el apartado sobre la homosexualidad no dice NADA. Ha de ser a posta, si lo que quieren es manipular masas, tirándole mierda a la homosexualidad se echan encima a media Guadalajara (el resto somos mujeres).

Mujeres policía a caballo? Cooossssmico!

Nell dijo...

Ya... estaba elucubando sobre cuantas leidas tendría que darle a tu archivo para llegar al chiclocentro de tu verdadero origen, cuando de churro se me atravezó la línea "Siendo un yucateco solo en el Df me quedé muy irritado." en el scrolling down.

Tu ganas.

Pase a recoger su premio en horario de oficina.


Disclaimer: el premio puede ser "absolutamente nada". Hasta agotar existencias.