lunes, 8 de septiembre de 2008

Farmacopea galore.


Una semana duró el suplicio. Una semana consumiendo antibióticos de manera fanática.
Los médicos, x'menes, chamanes y vecinas con conocimientos farmacéuticos no saben lo que le hacen a las mentes susceptibles.
Me explico:
Cuando era niño odiaba, como todos los niños, tomar mis medicinas. Recurría a toda clase de tretas, fraudes, engaños y simples y llanas mentiras con tal de evadirlas, de darles el esquinazo. Esto -inevitablemente- terminó por preocupar a mis parientes más cercanos, los cuales, con tal de proporcionarme un poco de tan necesaria conciencia, optaron por ponerme en manos de expertos que me explicaron las posibles consecuencias de mi negligencia. Las consencuencias, vale la pena aclararlo, eran más o menos las siguientes:
"El bicho en tu estómago (mi infección era estomacal) debe ser aniquilado con esos potentes antibióticos que te hemos dado. Para lograr un exorcismo completo es necesario que ingieras varias dosis a horas precisas; si una sola de las dosis falta, el bicho obtendrá un segunda -y potencialmente fatal- oportunidad. Asimilará la medicina, buscará sus puntos débiles, mutará y se hará más fuerte. No podrá matarlo ya. Y cada vez que hagas eso, el bicho se hará más y más poderoso".
En mi imaginación, las cosas pueden resultar harto truculentas.
Los médicos, y otros de su estirpe, no se dan cuenta. Cuando dicen "bichos", el ser humano normal piensa en cucarachas, hormigas, escarabajos, Elba Esther, y otros monstruos repugnantes.
Viví la última semana atormentado, llevando mis pastillas a todos lados. Tomándolas precisamente cada doce horas -ni un minuto más, ni un minuto menos-, presa del más absoluto de los pánicos. Cada noche la misma pesadilla: hordas de "bichos" desgarrando mis entrañas, surgiendo de mi despedazado estómago y causando muerte y destrucción en el mundo. Y es que hay que entender, con esas pastillas, no sólo me salvé yo; nos salvé a todos.

P.d: Otra verdad, sólo un hombre sin alma puede pronunciar la palabra "esternocleidomastoideo" sin estremecerse.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El problema no es que los bichos desgarren tus entrannas... el problema seria que Elba Esther lo hiciera ajajaja

Bee dijo...

He descubierto que no tengo alma XD