lunes, 25 de agosto de 2008

Fines de semana espesos.


Es inútil que luche contra esto: me resulta imposible postear en fines de semana. Lo he intentado y siempre fracaso.
Por lo tanto, no lo intentaré más.
Alguien me preguntó qué ocurrió con aquel partido de beisbol al que iba a ir. Yo creía que mi silencio era muy elocuente: los leones perdieron.
Resultó humillante. Yo estaba seguro de su victoria y me fallaron. Siendo un yucateco solo en el Df me quedé muy irritado.
Por eso odio los deportes y el ejercicio. Cuando he hecho ejercicio siempre me siento mal al día siguiente. ¿Bueno para mi salud? mi culo. El dolor es señal inequívoca de que es malo. Las cosas buenas (los bienes) siempre resultan gratos. Los deportes causan malestar físico y mental; incluso si ganas.
Lo mejor es jugar videojuegos de deportes. Ahí son avatares virtuales los que padecen mientras tu te limitas a lidiar con la gloria o la vergüenza de la victoria o la derrota. Y nada de Wii; es impío concebir un videojuego que te hace hacer ejercicio. Es el judas o el yoko ono de los videojuegos.
...
En fin, mañana tengo entrevista de trabajo y, si sale bien, festejaré acabando con mis ahorros.
Cuando se está desempleado el fin de semana propiamente dicho no existe. Todos los días son sábado. Pero hay que tener cuidado, si la situación se prolonga... todos tus días podrían degenerar en domingos. Y no quieres eso.

3 comentarios:

Bee dijo...

hahahaha pues como nunca he estado desempleada, lo más cercano que tengo son las vacaciones de verano...

Anónimo dijo...

"Cuando he hecho ejercicio siempre me siento mal al día siguiente. ¿Bueno para mi salud? mi culo."

=

mariquita

Anónimo dijo...

¿Mariquita?
No creo que se aplique a este caso, no realmente, señor Anónimo.
Pero si a lo que te refieres es a que no le crees en cuanto a su postura frente a ejercer deportes, o actividades que involucran esfuerzo físico, pues... su razonamiento es claramente ridículo, seguro, estoy de acuerdo. Hace tiempo que ha dado esa excusa de que le hace mal y es obvio que tiene problemas o dificultades para ello que no quiere admitir. Pero de eso a llamarle mariquita, venga, hombre.